viernes, 24 de diciembre de 2010

El salvajismo de los civilizados demuestra la constante paradoja del ser desarrollado, quien se hace sumiso ante la sombra del propio monstruo creado, para privarse de un banquete de bengalas naturales.
Que complicado es mirar el cielo.

1 comentario:

Jotase dijo...

Los perros me importan un carajo, los dueños menos todavía. Solo quiero comer mucho y tomar ananáfis.